El chocolate y su consumo como estilo de vida

Leer acerca del chocolate puede ser uno de los actos más intrascendentes de tu día. ¿Cuánta importancia puede tener algo que tenemos tan dominado, como lo es morder una simple barra de chocolate? La respuesta depende de cada quien, pero, al final, sería una falta de reciprocidad total no darle ni ofrecerle el valor a algo que genera tanto dentro de nosotros, regalándonos sensaciones difíciles de encontrar en cualquier otro sitio.

Prestigiar al chocolate no es algo anormal. No por nada, Estados Unidos gasta 21,000 millones de dólares anuales para contar con este alimento dentro de las alacenas de cada familia norteamericana. Escenario que se repite en muchas partes del mundo.

Su esencia está directamente relacionada con su proceso de elaboración, naciendo en los granos del fruto del árbol de cacao, que tras ser tostados y molidos comienza a ser amigable para el paladar de su catador, hasta finalmente estar listo para su comercialización.

El chocolate es la clara prueba de cómo algo puede ser tan diferente entre sí, pero siempre tendrá algo que lo relacione. Uno puede encontrar chocolate en diferentes presentaciones, en diferentes envolturas, y con diferentes sabores, pero, al final, mantendrá siempre algo en común: que será buscado por millones de personas alrededor del mundo como un irremediable deseo presente día a día a lo largo de la vida.

La creencia de que el chocolate es algo simple y arcaico no podría estar más lejos de la verdad, su consumo no es sólo un hábito dentro del día a día de las personas, sino que ha llegado a convertirse en un distintivo estilo de vida. Pese a esto, es imposible creer que el chocolate no va de la mano con la simpleza de su degustación, misma que con tan poco, nos permite simplemente morderlo y disfrutarlo sin tener que dar explicación alguna.